domingo, 28 de abril de 2013

La construcción de poderes desde las radios populares: nuevos desafíos político-comunicativos.


El poder de la radio  popular constituye más que una función de manejo denotativamente, se manifiesta como una alternativa  que es participe de aquella insatisfacción de un grupo de personas que reflejan su voz  mediante este medio. No es un medio que maneja a su antojo aquella realidad que un grupo de personas necesitan hacer saber  y tampoco se aprovecha de eso para imponerse, como lo hace el “otro poder”  ese que excluye.

La aplicación de estrategias que la radio popular trabajó entre  los años 50 y 80, muestran como ella puede ser una fuente de conocimiento creado a partir de lo que los demás están dispuestos a saber, pues su realidad los lleva a cierta necesidad. Los conocimientos eran parte de aquella otra función importante: la de educar. De esa manera  la radio se estableció  como un recurso de conocimiento basado en la misma cultura y experiencia  de una comunidad, un recurso carente que la radio supo explotar y que ayudo mucho no ha confrontar  abiertamente los sistemas y políticas oficiales, sino que lo hacía a manera de reivindicar la posición escondida y ocultada de aquellos que no eran escuchados. Su fin no era mercantil, su fin era reflejar la “otra verdad”, una forma más idéntica y participativa de obtener el conocimiento. Por todo ello se le reconoce a la radio popular, un poder saber.

Por otro lado, el poder hablar de la radio fue calificado como subversivo por quienes creían que solo su voz era necesaria de escuchar. Pero aquel poder era el espacio que sí habían encontrado necesario aquellas etnias, comunidades y culturas tildadas como “sublevadas”, solo porque querían una igualdad de expresión  y  se resistían  a  un sometimiento que aquel sistema excluyente propagaba.

La radio  popular, permitió que aquellas voces no escuchadas encontraran un medio que ayudaría en su constante lucha  actuando como un intermediario y creando espacios abiertos al diálogo y a la concertación, así se reflejaba el  poder ser y actuar colectivamente de la radio popular.


Ante todo esto, el concepto de ciudadanía pasiva que manejaron los “poderosos” cambia ,pues aparte de haber encontrado un medio que le sirva de ayuda para desarrollarse, reconoce que ella no es solo un grupo de personas sino que también tiene una voz propia, tiene derechos que deben ser respetados, pues su opinión también cuenta e importa. En ese contexto donde la ciudadanía conoce lo que por derecho le corresponde, cobra importancia el desafío de la radio popular por promover el conocimiento. Mucha gente no actúa, porque no sabe y también porque no sabe hasta dónde puede actuar, reclamar lo justo es un derecho y es cuestión no sola de una radio popular sino también de los demás medios de comunicación. Existen organizaciones y movimientos que se formaron a partir de aquella propuesta diferente que escucharon y que actuaron no porque la radio se imponía ante ellos para dirigirlos al saber que hacer, sino porque fueron capaces de darse cuenta de lo que era correcto y porque cuando lo aplicaron sintieron que si estaban haciendo algo por confrontar aquella exclusión. Es cuestión de que la radio actúe como una herramienta en beneficio al derecho de la información, un derecho a la información socialmente necesaria. En síntesis, la existencia de una radio popular que comprenda el concepto de ciudadanía participativa  y una ciudadanía que conozca sus derechos.

Sin restricciones a lo que  toca justamente como ciudadanos, la radio popular cumple la función de facilitar aquella información que puede hacer más libres a las personas, lejos de seguir siendo títeres de aquellos que tienen el “otro poder”, un poder que la radio popular también posee, con la diferencia de que ella lo hace en beneficio de aquellos marginados. El poder de la radio no pretende manipular pretende democracia, inclusión  y un modelo social diferente.

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