El poder de la radio popular constituye
más que una función de manejo denotativamente, se manifiesta como una
alternativa que es participe de aquella
insatisfacción de un grupo de personas que reflejan su voz mediante este medio. No es un medio que
maneja a su antojo aquella realidad que un grupo de personas necesitan hacer
saber y tampoco se aprovecha de eso para
imponerse, como lo hace el “otro poder” ese que excluye.
La aplicación de estrategias que la radio popular trabajó entre los años 50 y 80, muestran como ella puede
ser una fuente de conocimiento creado a partir de lo que los demás están
dispuestos a saber, pues su realidad los lleva a cierta necesidad. Los
conocimientos eran parte de aquella otra función importante: la de educar. De
esa manera la radio se estableció como un recurso de conocimiento basado en la
misma cultura y experiencia de una
comunidad, un recurso carente que la radio supo explotar y que ayudo mucho no
ha confrontar abiertamente los sistemas
y políticas oficiales, sino que lo hacía a manera de reivindicar la posición
escondida y ocultada de aquellos que no eran escuchados. Su fin no era
mercantil, su fin era reflejar la “otra verdad”, una forma más idéntica y
participativa de obtener el conocimiento. Por todo ello se le reconoce a la
radio popular, un poder saber.
Por otro lado, el poder hablar de la radio fue
calificado como subversivo por quienes creían que solo su voz era necesaria de
escuchar. Pero aquel poder era el espacio que sí habían encontrado necesario
aquellas etnias, comunidades y culturas tildadas como “sublevadas”, solo porque
querían una igualdad de expresión y se resistían
a un sometimiento que aquel
sistema excluyente propagaba.
La radio popular, permitió que
aquellas voces no escuchadas encontraran un medio que ayudaría en su constante
lucha actuando como un intermediario y creando
espacios abiertos al diálogo y a la concertación, así se reflejaba el poder ser y actuar colectivamente de
la radio popular.
Ante todo esto, el concepto de ciudadanía pasiva que manejaron los “poderosos”
cambia ,pues aparte de haber encontrado un medio que le sirva de ayuda para desarrollarse,
reconoce que ella no es solo un grupo de personas sino que también tiene una
voz propia, tiene derechos que deben ser respetados, pues su opinión también cuenta
e importa. En ese contexto donde la ciudadanía conoce lo que por derecho le corresponde,
cobra importancia el desafío de la radio popular por promover el conocimiento.
Mucha gente no actúa, porque no sabe y también porque no sabe hasta dónde puede
actuar, reclamar lo justo es un derecho y es cuestión no sola de una radio
popular sino también de los demás medios de comunicación. Existen
organizaciones y movimientos que se formaron a partir de aquella propuesta
diferente que escucharon y que actuaron no porque la radio se imponía ante
ellos para dirigirlos al saber que hacer, sino porque fueron capaces de darse
cuenta de lo que era correcto y porque cuando lo aplicaron sintieron que si
estaban haciendo algo por confrontar aquella exclusión. Es cuestión de que la
radio actúe como una herramienta en beneficio al derecho de la información, un
derecho a la información socialmente necesaria. En síntesis, la existencia de
una radio popular que comprenda el concepto de ciudadanía participativa y una ciudadanía que conozca sus derechos.
Sin restricciones a lo que toca
justamente como ciudadanos, la radio popular cumple la función de facilitar
aquella información que puede hacer más libres a las personas, lejos de seguir
siendo títeres de aquellos que tienen el “otro poder”, un poder que la radio
popular también posee, con la diferencia de que ella lo hace en beneficio de
aquellos marginados. El poder de la radio no pretende manipular pretende democracia,
inclusión y un modelo social diferente.
Lucero,
ResponderEliminarCoherente, aportante.