Autora:
Lucero Ruiz Montenegro
RESUMEN
Más que un
locutor, debe ser un amigo que inspire confianza y que con sus palabras nos
tenga prendidos a la radio. Ser locutor es cuestión de vocación, pues la voz no
lo llega a ser todo cuando no se posee ese don.
Complementariamente
con el trabajo del locutor, existe la necesidad de una construcción radiofónica
que conmueva y que transmita, para ello lo más cercano es el género dramático,
el cual parte del mundo fantasioso que utiliza la radio y nos encamina por un
mundo inimaginable.
¿Y la creatividad?
Pues se tomará en cuenta desde el uso de recurso cortos y concisos, los cuales
en poco dicen muchos y nos adentran amenamente hacia diferentes temas: las
cuñas radiofónicas, no las de tinte publicitario sino las utilizadas para
convencer sobre una idea de mejoramiento de la calidad de vida.
PALABRAS
CLAVES: locutor, lenguaje radiofónico, narrativa radiofónica, género dramático,
cuñas radiofónicas.
DESARROLLO
Enfrentar al
miedo, al ridículo y a los nervios es el reto por el que pasan los
locutores quienes se inician en el quehacer radial, es aceptable
que sientan eso ya que también son personas .Lo inaceptable seria dejarse
ganar por aquel temor de hablar en radio .¿Se imagina a un locutor con una voz
temblorosa al hablar?, sería muy aburrido, automáticamente se cambiaría de
emisora.
Un buen
locutor tendrá que llenar hasta el último rincón de su cuerpo de aire, para
poder decir todo lo que quiere decir. Y sobre todo para que no se note ni la
mas mínima “traba” al hablar. Sí que es un gran esfuerzo.
La radio siempre ha existido, pero es el locutor quien ha podido
conectarnos con ella. La radio no puede hablar por si misma, empieza a tener
vida cuando hay alguien que habla por ella y se manifiesta de tal manera que
haya un verdadero intercambio. Sin que el locutor olvide que detrás de una
cabina radial, hay una audiencia que lo espera y está dispuesto a escucharlo: “Son “actores sonoros”, al igual que las
palabras jadeantes, convulsas e instantáneas del reportero (el hombre que
reacciona ante el acontecimiento, se funde con él y, de algún modo, escribe con
la voz la historia en el momento en el que se está haciendo)” http://telos.fundaciontelefonica.com/telos/articulocuaderno.asp@idarticulo=5&rev=60.htm
Pensar en la
audiencia y tornarse como parte de ella, deberá ser una de las características
principales con las que el locutor trabaje.
¿Y la
naturalidad? También es importante, las personas no quieren escuchar a un
locutor con una voz fingida, engalanada ni discriminatoria. Desean que se
les incluya dentro de ese lenguaje radiofónico, es decir que se utilice un
lenguaje amigable, fácil de entender y sobretodo fresco.
Un locutor de oficio, es que se olvida de sus problemas haciendo que el
radioescucha no se de cuenta de su mal estado de ánimo. Así el radiodifusor
que priorice a su audiencia por encima de todo, será un locutor de
corazón y de espíritu.
Se necesita de personas que dialoguen con la audiencia mas no que lean
estrictamente una pauta o guion radiofónico. Se trata de hacer radio, de
hablar con el público e interactuar con él sin importar las barreras físicas de
la comunicación, la distancia: “El éxito de los mensajes se debe no tanto a los
temas que tratan, a las argucias ideológicas, sino, sobre todo, a los recursos
expresivos que utilizan. Yesos recursos constituyen una réplica lo más cercana
posible de las expresiones comunes de la gente” http://186.5.95.155:8080/bitstream/123456789/201/2/CIESPAL%20%20Prieto%20Daniel.pdf
Cabe resaltar que el radiodifusor que no tenga claro lo que quiere decir
o no entienda su propio mensaje, no deberá ni acercarse al
micrófono,
pues confundirá a todos con su discurso.
Decir que un radialista tiene que hacer su trabajo por vocación,
no quiere decir que puede salir a decir lo que a él le parezca, eso no tiene
que confundirse. Si bien es cierto la tarea del locutor es conectarse con el
radioyente, éste no puede hablar sin tener algún criterio. Puesto que la
locución también exige preparación, y lo que
se aprende se gana con la experiencia.
Para mencionar otra de las facultades que acompañan al trabajo de un
buen locutor, se dice que aquella persona que tenga el valor para hablar en
radio tendrá también que saber improvisar, para seguir charlando con el público
sin que este pierda el interés.
Lo fantástico de la radio cae sobre la responsabilidad de una persona
detrás de ella: Un locutor, pero sus géneros a lo largo del tiempo también la
han embellecido, y es que la narrativa utilizada en el género dramático,
resulta ser lo más significativamente sonoro para los radioescuchas.
Al no disponer de una
referencia visual directa, como sucede en la televisión, la narración
radiofónica exige unos cuidados especiales que permitan al oyente en todo momento
la comprensión fácil e inmediata del discurso. La descodificación radiofónica
tiene como
única referencia sensorial la
narración sonora (Rodríguez Bravo, 1998)
Así debido a la carencia visual que posee la radio, ellas está tremendamente condicionada y limitada por
otras dos características inherentes al
soporte radio: la desaparición fugaz del mensaje y la no retornabilidad. Esas particularidades influyen
de forma determinante en la narrativa radiofónica y obligan a construir los
mensajes adaptándose a las necesidades
del medio. La claridad y la sencillez se
imponen como normas obligadas dentro de un género drmático que si bien
quiere cautivar tiene que tener mucho cuidado con no confundir, y es que no es
fácil adaptar siempre los relatos e esas exigencias, especialmente los
dramáticos, donde abundan las
construcciones retóricas y todo tipo de licencias estéticas y figuras
literarias. La traducción a un lenguaje radiofónico que respete la fidelidad
del texto original y que sea compatible con las peculiaridades del medio
requiere una gran habilidad por parte de los guionistas.
Y es que la narrativa radiofónica centrada en los géneros
dramáticos es arduamente trabajada ya que el resultado de crear mundos sonoros
inimaginables y propios para los escuchas,requiere una delicada
construcción y adaptación de los personajes, así como el reflejo de las
evoluciones espacio-temporales que se producen en las escenas y en los relatos ,
debido, en gran parte, a la falta de una referencia visual que ayude a
situarlos y definirlos de forma automática, como sucede en la televisión. Por ello,
es necesario suplir esas limitaciones con
las pertinentes descripciones verbales, y en el caso de los dramáticos utilizar
el registro adecuado para que el oyente perciba el personaje con sus
características físicas y psicológicas.
De allí parte la exquisitez y lo fantástico que resulta la narrativa
radiofónica en el género dramático donde se recrean situaciones ,se mueven a
los personajes con la mayor fidelidad
posible al texto literario que se utiliza, tanto si está basado en casos reales
como si es un relato ficticio. Todo esto implica un trabajo que transmita a
través de diferentes voces,sensaciones que definan características de los
elementos que forman parte del entorno en el que se encuentran los actores. http://revistas.ua.pt/index.php/prismacom/article/viewFile/588/540
Lo creativo también se hace presente en el formato radiofónico, y es que
muy aparte de provenir de una creatividad hija desde sus inicios de la
publicidad, los formatos cortos también han contribuido a que la radio pueda
generar más allá de un mundo sonoro , una iniciativa de cambio o desarrollo:
Las cuñas, pero educativas.
El corto formato como la cuña basada en una pretensión de promocionar o
dar a conocer algo es trasladado a un fin educativo, donde lo que se quiere
convencer de la manera más creativa con ideas que ayuden a mejorar su calidad
de vida: “Los hombre y las mujeres de la comunidad para hacer bien su trabajo
necesitan estar sanos
CONCLUSIONES
Un buen locutor cautivara, utilizando todos los recursos posibles que le
permitan estar cada vez más cerca de su público. Un locutor que tenga aquel
objetivo trazado mantendrá miles de personas a la espera de la transmisión de
su programa.
Pero una radio no sólo necesita a un buen personaje como locutor, sino a
un género que haga vivir y cautivar a la audiencia: el género dramático, y
también un toque de creatividad conciso y claro: una cuña radiofónica.
AUDIOS PROPIOS