miércoles, 16 de abril de 2014

Lo necesario para la radio.

Autora: Lucero Ruiz Montenegro

RESUMEN

Más que un locutor, debe ser un amigo que inspire confianza y que con sus palabras nos tenga prendidos a la radio. Ser locutor es cuestión de vocación, pues la voz no lo llega a ser todo cuando no se posee ese don.

Complementariamente con el trabajo del locutor, existe la necesidad de una construcción radiofónica que conmueva y que transmita, para ello lo más cercano es el género dramático, el cual parte del mundo fantasioso que utiliza la radio y nos encamina por un mundo inimaginable.

¿Y la creatividad? Pues se tomará en cuenta desde el uso de recurso cortos y concisos, los cuales en poco dicen muchos y nos adentran amenamente hacia diferentes temas: las cuñas radiofónicas, no las de tinte publicitario sino las utilizadas para convencer sobre una idea de mejoramiento de la calidad de vida.


PALABRAS CLAVES: locutor, lenguaje radiofónico, narrativa radiofónica, género dramático, cuñas radiofónicas.

DESARROLLO

Enfrentar al miedo, al ridículo y a los nervios es el reto por el que pasan los  locutores quienes se inician en  el quehacer radial, es aceptable que sientan eso ya que  también son personas .Lo inaceptable seria dejarse ganar por aquel temor de hablar en radio .¿Se imagina a un locutor con una voz temblorosa al hablar?, sería muy aburrido, automáticamente se cambiaría de emisora.
Un buen locutor tendrá que llenar hasta el último rincón de su cuerpo de aire, para poder decir todo lo que quiere decir. Y sobre todo para que no se note ni la mas mínima “traba” al hablar. Sí que es un gran esfuerzo.
La radio siempre ha existido, pero es el locutor quien ha podido conectarnos con ella. La radio no puede hablar por si misma, empieza a tener vida cuando hay alguien que habla por ella y se manifiesta de tal manera que haya un verdadero intercambio. Sin que el locutor olvide que detrás de una cabina radial, hay una audiencia que lo espera y está dispuesto a escucharlo: “Son “actores sonoros”, al igual que las palabras jadeantes, convulsas e instantáneas del reportero (el hombre que reacciona ante el acontecimiento, se funde con él y, de algún modo, escribe con la voz la historia en el momento en el que se está haciendo)” http://telos.fundaciontelefonica.com/telos/articulocuaderno.asp@idarticulo=5&rev=60.htm

Pensar en la audiencia y tornarse como parte de ella, deberá ser una de las características principales con las que el locutor trabaje.

¿Y la naturalidad? También es importante, las personas no quieren escuchar a un locutor con una voz fingida, engalanada ni discriminatoria. Desean que se  les incluya dentro de ese lenguaje radiofónico, es decir que se utilice un lenguaje amigable, fácil de entender y sobretodo fresco.

Un locutor de oficio, es que se olvida de sus problemas haciendo que el radioescucha no se de cuenta de su mal estado de ánimo. Así el radiodifusor  que priorice a su audiencia por encima de todo, será un locutor de corazón y de espíritu.
Se necesita de personas que dialoguen con la audiencia mas no que lean estrictamente una pauta o  guion radiofónico. Se trata de hacer radio, de hablar con el público e interactuar con él sin importar las barreras físicas de la comunicación, la distancia: “El éxito de los mensajes se debe no tanto a los temas que tratan, a las argucias ideológicas, sino, sobre todo, a los recursos expresivos que utilizan. Yesos recursos constituyen una réplica lo más cercana posible de las expresiones comunes de la gente” http://186.5.95.155:8080/bitstream/123456789/201/2/CIESPAL%20%20Prieto%20Daniel.pdf


Cabe resaltar que el radiodifusor que no tenga claro lo que quiere decir o no entienda su propio  mensaje, no deberá ni acercarse al micrófono,                pues confundirá a todos con su discurso.

Decir que un radialista tiene que hacer su trabajo por  vocación, no quiere decir que puede salir a decir lo que a él le parezca, eso no tiene que confundirse. Si bien es cierto la tarea del locutor es conectarse con el radioyente, éste no puede hablar sin tener algún criterio. Puesto que la locución también exige preparación, y lo que  se aprende se gana con la experiencia.

Para mencionar otra de las facultades que acompañan al trabajo de un buen locutor, se dice que aquella persona que tenga el valor para hablar en radio tendrá también que saber improvisar, para seguir charlando con el público sin que este pierda el interés.

Lo fantástico de la radio cae sobre la responsabilidad de una persona detrás de ella: Un locutor, pero sus géneros a lo largo del tiempo también la han embellecido, y es que la narrativa utilizada en el género dramático, resulta ser lo más significativamente sonoro para los radioescuchas.

Al no disponer de una referencia visual directa, como sucede en la televisión, la narración radiofónica exige unos cuidados especiales que permitan al oyente en todo momento la comprensión fácil e inmediata del discurso. La descodificación radiofónica tiene como
única referencia sensorial la narración sonora (Rodríguez Bravo, 1998)

Así debido a la carencia visual que posee la radio, ellas está  tremendamente condicionada y limitada por otras dos características  inherentes al soporte radio: la desaparición fugaz del mensaje y la no  retornabilidad. Esas particularidades influyen de forma determinante en la narrativa radiofónica y obligan a construir los mensajes  adaptándose a las necesidades del medio. La claridad y la sencillez se  imponen como normas obligadas dentro de un género drmático que si bien quiere cautivar tiene que tener mucho cuidado con no confundir, y es que no es fácil adaptar siempre los relatos e esas exigencias, especialmente los dramáticos, donde   abundan las construcciones retóricas y todo tipo de licencias estéticas y figuras literarias. La traducción a un lenguaje radiofónico que respete la fidelidad del texto original y que sea compatible con las peculiaridades del medio requiere una gran habilidad por parte de los guionistas.

Y es que la   narrativa radiofónica centrada en los géneros dramáticos es arduamente trabajada ya que el resultado de crear mundos sonoros inimaginables y propios para los escuchas,requiere  una delicada  construcción y adaptación de los personajes, así como el reflejo de las evoluciones espacio-temporales que se producen en las escenas y en los relatos , debido, en gran parte, a la falta de una referencia visual que ayude a situarlos y definirlos de forma automática, como sucede en la televisión. Por ello, es necesario suplir esas limitaciones  con las pertinentes descripciones verbales, y en el caso de los dramáticos utilizar el registro adecuado para que el oyente perciba el personaje con sus características físicas y psicológicas.

De allí parte la exquisitez y lo fantástico que resulta la narrativa radiofónica en el género dramático donde se recrean situaciones ,se mueven a los  personajes con la mayor fidelidad posible al texto literario que se utiliza, tanto si está basado en casos reales como si es un relato ficticio. Todo esto implica un trabajo que transmita a través de diferentes voces,sensaciones que definan características de los elementos que forman parte del entorno en el que se encuentran los actores. http://revistas.ua.pt/index.php/prismacom/article/viewFile/588/540


Lo creativo también se hace presente en el formato radiofónico, y es que muy aparte de provenir de una creatividad hija desde sus inicios de la publicidad, los formatos cortos también han contribuido a que la radio pueda generar más allá de un mundo sonoro , una iniciativa de cambio o desarrollo: Las cuñas, pero educativas.

El corto formato como la cuña basada en una pretensión de promocionar o dar a conocer algo es trasladado a un fin educativo, donde lo que se quiere convencer de la manera más creativa con ideas que ayuden a mejorar su calidad de vida: “Los hombre y las mujeres de la comunidad para hacer bien su trabajo necesitan estar sanos


CONCLUSIONES

Un buen locutor cautivara, utilizando todos los recursos posibles que le permitan estar cada vez más cerca de su público. Un locutor que tenga aquel objetivo trazado mantendrá miles de personas a la espera de la transmisión de su programa.

Pero una radio no sólo necesita a un buen personaje como locutor, sino a un género que haga vivir y cautivar a la audiencia: el género dramático, y también un toque de creatividad conciso y claro: una cuña radiofónica.















AUDIOS PROPIOS

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