miércoles, 29 de mayo de 2013

La personalidad de la radio

¿Quién no se ha estremecido o emocionado tras escuchar algo conmovedor? Y es que lejos de lo que resulta explicar todo el proceso que realiza nuestro oído al percibir un sonido, el sonido llega a nosotros para causarnos algo.
Desde siempre y hasta que tengamos esa capacidad de escuchar, el sonido ha llegado a nosotros por nuestra decisión o sin proponérnoslo, pues  desde que empezamos a vivir  las voces, gritos, palabras, música no han escapado de nuestro entorno.
Las imágenes mentales que el sonido genera se abren paso hacia a la infinidad, debido a que el oído por ser un órgano eminentemente visual nos traslada a altos niveles de imaginación lo que no podría causarnos ver  una simple imagen en  televisión. La televisión nos dice como son las cosas, como tienen que ser y como debemos percibirlas, la radio en cambio con su poder puede trasladarnos a un mundo diferente, un mundo personal.

Nuestro mundo personal se desarrolla a través de aquella intimidad que compartimos con lo que la  radio pueda transmitirnos, por ser ese aparato adaptable va con nosotros y  nos acompaña en interminables circunstancias. Su música, su sonido convertido en programas radiales nos hace vibrar, haciéndonos sentir algo que solo cada uno puede explicar.
Así lejos del contenido que pueda ofrecernos la radio, si lo hace de tal manera que nos enamore, emocione o conmueva tendrá personas quienes la escuchen. Un público que estará pendiente de ella, para salirse del aburrimiento y combatir el estrés.
Y aprender a liberarnos es lo que la radio nos permite, el bueno humor y la risa son los causantes, elementos que influyen en la audiencia para poder olvidar tal vez por un momento los malos ratos.
Todo lo que la radio puede causar es esa fantasía que solamente ella puede crear, espacios radiofónicos donde lo posible se vuelve imposible y donde “vuelas” imaginando ser lo que hubieses querido ser.
Ahora, hagamos un freno a todo lo fantástico que resulta el sonido. Y meditemos si todo lo que la radio genera a través de sus maravillosos recursos, termina siendo verdaderamente importante. Aprovecharse de sus facultades para transmitir emociones y sentimientos, dándole más importancia a la forma y a la manera en como dirán su mensaje, es lo que muchas radio hacen lejos de aportar una ayuda, una solución o un conocimiento. Los programas que trabajan con espacios humorísticos saben muy bien esto, cuando creen que la única manera de causar la risa es burlándose de la gente, inevitablemente lo terminan causando.
El arte que transmite la radio es mucho más amplio que lo que pudiera transmitir otro medio de comunicación el cual nos lleva al simple mecanicismo, pero seamos también realistas no todo lo que la radio transmite es bueno. Puede que exista una radio que juegue y que maneje muy bien el tema de conmover  a la audiencia o más que todo de hacerla vibrar sin tener algún otro criterio de ayudar a mejorarla. 
Lo ideal sería que la radio nos conmueva, nos sensibilice para hacer algo que ayude a mejorarnos y que nos haga imaginar un mundo mejor. Se necesita la existencia de un locutor apasionado que haga suyo el lenguaje radial, que viva el trabajo radial e imagine  junto con nosotros pero que no se aproveche de ese vínculo existente entre audiencia y radio, para meternos información inservible.
Nadie duda de las tantas cosas que nos hace sentir la radio, cuando transforma el sonido en palabras bonitas, en radionovelas fabulosas, en historias que quisiéramos que nunca acaben de narrarlas ,pues nos enganchan tanto su manera de contárnoslas que nos hacen imaginarnos dentro de ellas.
Con todo lo bonito que resulta el trabajo radial, cobra más importancia el desarrollo de la creatividad, que no solo nos cause algo intangible sino que nos mueva hacia una buena acción.

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1 comentario:

  1. Lucero,
    Tu trabajo está bien aproximado, medianamente ilustrado. Podrías cuestionar mejor tus contenidos con información ya verificada.
    Tus materiales de asistencia no están del todo contextualizados y vinculados con tus contenidos.

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